ARNAL TXABI
Muelles se disponía a realizar su acrobacia soñada: un salto imposible entre los dos edificios más altos de la ciudad. Pero como era un poco chulito y no hizo caso de las lecciones de sus maestros, al ejecutar la proeza, calculó mal y terminó perdiendo el equilibrio. Se agarró con sus cinco dedos al tejado, tratando de evitar su irremediable caída al vacío, y fue pidiendo ayuda a cuantos animales fueron apareciendo por allí.